Un francés que trabaja como pescador en Australia, se alejó nadando para recuperar un bote en un puerto en una noche oscura sin luna cuando sintió 'como una piedra grande o algo' en la cabeza: se trataba nada más y nada menos que de un cocodrilo hambriento.
El animal lo arrastró debajo del agua y comenzó a hacerlo girar hasta que el hombre le dio un bofetón 'debajo del cráneo' y nadó hasta que se puso a salvo. 'No pensé en morir', dijo. 'Solamente pensé en pelear para seguir con vida'.
El cocodrilo regresó pero Galeran logró darle un empujón y volver al bote, ¡eso sí! con marcas de mordida en la cabeza, el cuello y los hombros. 'Se reía pero estaba en estado de shock',
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