Un taiwanés de 46 años, harto de las contínuas peleas con su chica (bueno, y porque estaba algo borracho) decidió cortar por lo sano, nunca mejor dicho, y se cortó el pene con unas tijeras de cocina y lo tiró a la taza del báter como protesta.
Los hechos ocurrieron en la ciudad de Keelung, un suburbio costero de Taiwán.
Fue la misma mujer la que llevó a su amputado marido al hospital donde los médicos sólo pudieron reconstruir lo que quedaba del miembro (3 centímetros) para que el hombre no tuviera problemas para orinar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario