El desbroce realizado hace unas semanas en El Castillo ha destapado una auténtica y gigante papelera en el parque natural urbano, escondida bajo la maleza. Más que papeles hay en el camino de El Polvorín, más utilizado que nunca ahora tras el arreglo de la margen derecha del Duero y el magnífico paseo realizado en él. Escombros, cristales, colchones o restos de electrodomésticos dan 'la bienvenida' a los paseantes, dejándoles un amargo sabor de boca.
jueves, 18 de abril de 2013
¡Qué cochinos somos!
Medio centenar de personas se ocupa en la actualidad de la limpieza y otras 25 se afanan en mantener limpios los jardines, que también soportan lo suyo.
El desbroce realizado hace unas semanas en El Castillo ha destapado una auténtica y gigante papelera en el parque natural urbano, escondida bajo la maleza. Más que papeles hay en el camino de El Polvorín, más utilizado que nunca ahora tras el arreglo de la margen derecha del Duero y el magnífico paseo realizado en él. Escombros, cristales, colchones o restos de electrodomésticos dan 'la bienvenida' a los paseantes, dejándoles un amargo sabor de boca.
El desbroce realizado hace unas semanas en El Castillo ha destapado una auténtica y gigante papelera en el parque natural urbano, escondida bajo la maleza. Más que papeles hay en el camino de El Polvorín, más utilizado que nunca ahora tras el arreglo de la margen derecha del Duero y el magnífico paseo realizado en él. Escombros, cristales, colchones o restos de electrodomésticos dan 'la bienvenida' a los paseantes, dejándoles un amargo sabor de boca.
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