Los cerca de 10.000 organismos introducidos -accidentalmente o no- por los humanos en la UE desde otros territorios causan pérdidas de hasta 12.000 millones de euros anuales, según dos informes publicados por la AEMA.
El calentamiento global es uno de los factores que están propiciando el desplazamiento de especies lejos de sus hábitat de origen, pero las actividades humanas como el comercio y el turismo están detrás de buena parte de estos casos.
La trucha de arroyo ('Salvelinus fontinalis') fue introducida en los ríos españoles para su pesca recreativa, pero su avance ha causado un gran daño a las especies locales.
Un caso similar es el de la rana toro ('Lithobates catesbeianus'), originaria del este de Norteamérica, muy popular entre los aficionados de la acuicultura y por su uso gastronómico.
Varias especies de tortugas de agua dulce que resultan muy agresivas para los animales nativos de los ríos y lagos españoles -algunas incluso comen pájaros- también se extendieron después de que se popularizaran como mascotas y muchas fueran abandonadas, como la tortuga de orejas rojas ('Trachemys scripta elegans').
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